EXAMEN FINAL DE 3º ESO
LENGUA
*Dictado. En él aparecerán algunas de las palabras que hemos visto en los dictados del curso.
* Vocabulario. El que hemos visto en el curso. Para definir o para utilizar en un escrito propio.
*Resumen
*Identificar el tipo de texto (narración, descripción, argumentación, exposición).
*Léxico (denotación y connotación; metáfora; campo semántico, campo asociativo y familia léxica; tabú y eufemismo...)
*Sintaxis. Análisis de oraciones.
*Morfología
LITERATURA
*Habrá un texto para determinar el contenido (de qué habla) y reconocer algunas figuras retóricas. En el caso de poemas, también habrá que indicar la métrica.
*Por otro lado, también habrá que relacionarlo con su época y su movimiento, su autor, la obra a la que pertenece y las características de ellos que se aprecien en el texto. Para ello habrá que estudiar por el libro, por los apuntes o por las fotocopias los temas pertinentes. Las posibilidades son:
Edad Media:
Un poema de lírica tradicional
Un romance
Un fragmento de épica, del cantar de gesta Poema de Mío Cid.
Un fragmento del mester de clerecía. (Alguno de Gonzalo de Berceo o del Libro de Buen amor de Juan Ruiz)
Alguna copla de las de Jorge Manrique
Un fragmento de La Celestina
Renacimiento
Un poema de Garcilaso de la Vega
Un poema de Juan de la Cruz o Fray Luis de León
Un fragmento del Lazarillo de Tormes
Un fragmento del Quijote de Cervantes.
Barroco
Un poema de Góngora o Quevedo
LECTURAS
Puede preguntarse sobre cualquier lectura del curso, pero hay que hacer hincapié en Tristán e Iseo; La isla del tesoro y El avaro.
domingo, 5 de junio de 2016
domingo, 29 de mayo de 2016
Repaso de léxico
1 Sinónimos y antónimos
http://marielbellido.blogspot.com.es/2011/03/ejercicios-de-sinonimos-contextuales.html#%21/2011/07/series-verbales.html
http://piaveespanol.blogspot.com.es/2009/11/ejercicio-de-sinonimos-y-antonimos.html
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/28/actualidad/1464457608_765156.html
2 ¿Qué palabras del titular te parece que tienen connotación positiva? ¿Y negativa?
3 Localiza las metáforas.
4 ¿En qué sentido podemos hablar de eufemismo?
5 Familia léxica y campo semántico de reforma.
http://marielbellido.blogspot.com.es/2011/03/ejercicios-de-sinonimos-contextuales.html#%21/2011/07/series-verbales.html
http://piaveespanol.blogspot.com.es/2009/11/ejercicio-de-sinonimos-y-antonimos.html
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/28/actualidad/1464457608_765156.html
2 ¿Qué palabras del titular te parece que tienen connotación positiva? ¿Y negativa?
3 Localiza las metáforas.
4 ¿En qué sentido podemos hablar de eufemismo?
5 Familia léxica y campo semántico de reforma.
martes, 24 de mayo de 2016
CALENDARIO DE PRUEBAS
El silencio se mueve de Fernando Marías 1 punto
Literatura: 19 de mayo jueves: 3ºA
20 de mayo viernes: 3º B 2 puntos
30 de mayo lunes: El avaro de Moliere. Examen de lectura. Hará media con el trabajo de junio. 0,5
Lengua: 2 de junio jueves: 3º A 4
3 de junio viernes: 3º B
- Texto argumentativo.
- Resumen, comprensión y/o escribir uno similar.
- Dictado y significado de palabras determinadas.
- Léxico y sintaxis.
Trabajo en grupos sobre El avaro: semana del 7 de junio. Hace media con el examen de mayo. 0,5
Exposiciones sobre literatura: semana del 13 de junio. 0,5
Resumen sobre el teatro del siglo de Oro, desde lo oral (vídeos) 1 punto
Además:
Participación, uso adecuado de la cortesía etc... 0,5
Literatura: 19 de mayo jueves: 3ºA
20 de mayo viernes: 3º B 2 puntos
30 de mayo lunes: El avaro de Moliere. Examen de lectura. Hará media con el trabajo de junio. 0,5
Lengua: 2 de junio jueves: 3º A 4
3 de junio viernes: 3º B
- Texto argumentativo.
- Resumen, comprensión y/o escribir uno similar.
- Dictado y significado de palabras determinadas.
- Léxico y sintaxis.
Trabajo en grupos sobre El avaro: semana del 7 de junio. Hace media con el examen de mayo. 0,5
Exposiciones sobre literatura: semana del 13 de junio. 0,5
Resumen sobre el teatro del siglo de Oro, desde lo oral (vídeos) 1 punto
Además:
Participación, uso adecuado de la cortesía etc... 0,5
miércoles, 18 de mayo de 2016
lunes, 16 de mayo de 2016
Teatro barroco
http://bayaslaurel.blogspot.com.es/2014/05/el-teatro-barroco.html
http://www.materialesdelengua.org/LITERATURA/HISTORIA_LITERATURA/TEATROBARROCO/teatrobarroco_index.htm
http://bayaslaurel.blogspot.com.es/2015/05/el-perro-del-hortelano.html
https://www.youtube.com/watch?v=FpNU4cDpmp8
Primera lectura de El alcalde de Zalamea
http://bayaslaurel.blogspot.com.es/2014/05/la-vida-es-sueno.html
http://www.materialesdelengua.org/LITERATURA/HISTORIA_LITERATURA/TEATROBARROCO/teatrobarroco_index.htm
http://bayaslaurel.blogspot.com.es/2015/05/el-perro-del-hortelano.html
https://www.youtube.com/watch?v=FpNU4cDpmp8
Primera lectura de El alcalde de Zalamea
http://bayaslaurel.blogspot.com.es/2014/05/la-vida-es-sueno.html
miércoles, 4 de mayo de 2016
La poesía barroca. Culteranismo y conceptismo.
https://www.youtube.com/watch?v=tBv6KiIu9Co
http://dndeestanlasllaves.blogspot.com.es/2013/01/una-adivinanza-de-quevedo.html
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado, 5
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo; 10
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo! 14
http://dndeestanlasllaves.blogspot.com.es/2013/01/una-adivinanza-de-quevedo.html
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado, 5
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo; 10
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo! 14
martes, 3 de mayo de 2016
El Barroco
Imágenes introductorias
http://bayaslaurel.blogspot.com.es/2014/06/examen-de-literatura.html
Vídeo. La crisis barroca. El esplendor barroco. Cuadro comparativo con el Renacimiento.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=6beNkTv8lNA
El Barroco, el Quijote...
http://isolylengua3.weebly.com/barroco.html
http://bayaslaurel.blogspot.com.es/2014/06/examen-de-literatura.html
Vídeo. La crisis barroca. El esplendor barroco. Cuadro comparativo con el Renacimiento.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=6beNkTv8lNA
El Barroco, el Quijote...
http://isolylengua3.weebly.com/barroco.html
lunes, 25 de abril de 2016
miércoles, 20 de abril de 2016
Miguel de Cervantes
La vida de este autor es en sí misma interesante y novelesca.
1. Observa los periodos en los que podemos dividirla y copia el esquema en tu cuaderno, dejando hueco en cada una para ampliarlas con las actividades posteriores
http://www.auladeletras.net/material/cervan.pdf
2 Aquí tienes los lugares que recorrió Cervantes. Anota las ciudades de su primera etapa. ¿A qué crees se debe, fundamentalmente, tanto movimiento?
http://elpais.com/elpais/2004/12/16/media/1103167717_720215.html
3 Del apartado "autor" del siguiente enlace, extrae los datos que se te piden.
4 Leed la parte del cómic que os haya correspondido y haced un breve resumen de esa faceta. Luego habrá que exponerlo en clase.
http://cvc.cervantes.es/artes/menc/facetas.htm
1. Observa los periodos en los que podemos dividirla y copia el esquema en tu cuaderno, dejando hueco en cada una para ampliarlas con las actividades posteriores
http://www.auladeletras.net/material/cervan.pdf
2 Aquí tienes los lugares que recorrió Cervantes. Anota las ciudades de su primera etapa. ¿A qué crees se debe, fundamentalmente, tanto movimiento?
http://elpais.com/elpais/2004/12/16/media/1103167717_720215.html
3.a) ¿Sabemos mucho de la vida de Cervantes? (Posa el cursor sobre la vela)
3.b) ¿En qué obra incluyó su autorretrato literario? (Posa el cursor sobre el cuadro)
3.c) Anota las fechas significativas que se te ofrecen en el cuadro que has elaborado en el ejercicio 1, según el periodo al que correspondan (Posa el cursor sobre el reloj de arena)
4 Leed la parte del cómic que os haya correspondido y haced un breve resumen de esa faceta. Luego habrá que exponerlo en clase.
http://cvc.cervantes.es/artes/menc/facetas.htm
4 El Quijote refleja una epoca de cambios, entre los siglos XVI y XVII, un momento de crisis en la historia de España.
a) Explica qué hechos militares y sociopolíticos suceden. ¿Qué reyes gobernaban?
b) ¿Qué valores máximos había en la época? ¿Qué tienen que ver con la Contrarreforma?
c) ¿Quiénes eran los hidalgos como don Quijote?
d) Las órdenes militares existieron realmente. ¿Qué eran?
e) La figura del caballero andante es sobre todo literaria, y se popularizó en las novelas de caballerías. ¿Quiénes eran los caballeros andantes?
f) Realiza la actividad de tres en raya y llama a la profesora.
(Apartado "La época" de http://www.librosvivos.net/smtc/hometc.asp?temaclave=1237
5 OBRA
5.1 ¿Cómo se consideraba Cervantes a sí mismo como poeta?
lunes, 18 de abril de 2016
domingo, 17 de abril de 2016
Argumentación
Dos textos argumentativos
http://www2.udec.cl/~juanframunoz/123y4.htm
freakonómico
http://www2.udec.cl/~juanframunoz/67y9.htm
limosna cultural
http://www2.udec.cl/~juanframunoz/123y4.htm
freakonómico
http://www2.udec.cl/~juanframunoz/67y9.htm
limosna cultural
Más sobre argumentación
lunes, 11 de abril de 2016
jueves, 10 de marzo de 2016
Cuestiones
ENTREMESES
- ¿Quién es Tontonelo? ¿A qué se refiere el nombre?
- ¿Cómo reacciona el furrier ante la actitud y las palabras de los aldeanos? ¿Y estos ante su afirmación de que no ve nada? ¿Reconocen ellos que tampoco ven nada?
- ¿Cómo consiguen Lorenza y Cristina que Cañizares no vea al galán?
- ¿Cómo acaba el entremés?
viernes, 4 de marzo de 2016
"El viejo celoso"
Adaptación de EL VIEJO CELOSO de Miguel de Cervantes
Salen DOÑA LORENZA y
CRISTINA, su criada, y HORTIGOSA, su vecina.
DOÑA LORENZA.- Milagro
ha sido éste, señora Hortigosa, que no haya dado la vuelta a la
llave mi duelo, mi yugo y mi desesperación. Éste es el primero día,
después que me casé con él, que hablo con persona de fuera de
casa. Fuera le vea yo de esta vida a él y a quien con él me casó.
HORTIGOSA.- Ande, mi
señora doña Lorenza, no se queje tanto; que con una caldera vieja
se compra otra nueva.
DOÑA LORENZA.- Con esos
y otros semejantes refranes me engañaron a mí; que malditos sean
sus dineros; malditas sus joyas, malditas sus galas, y maldito todo
cuanto me da y promete. ¿De qué me sirve a mí todo aquesto, si en
mitad de la riqueza estoy pobre, y en medio de la abundancia con
hambre?
CRISTINA.- En verdad,
señora tía, que tienes razón; que más quisiera yo andar con un
trapo atrás y otro adelante, y tener un marido mozo, que verme
casada y enlodada con ese viejo podrido que tomaste por esposo.
DOÑA LORENZA.- ¿Yo lo
tomé, sobrina? Me lo dio quien pudo; y yo, como muchacha, fui más
presta al obedecer que al contradecir; pero, si hubiera tenido
experiencia de estas cosas, antes me tarazara la lengua con los
dientes que pronunciar aquel sí, que se pronuncia con dos letras y
da que llorar dos mil años; pero yo imagino que las cosas que han de
suceder, no hay prevención ni diligencia humana que las prevenga.
CRISTINA.- ¡Jesús y
del mal viejo! Toda la noche: «Daca el orinal, toma el orinal;
levántate, Cristinica, y caliéntame unos paños, que me muero de la
ijada». Con más ungüentos y medicinas en el aposento que si fuera
una botica; y yo, que apenas sé vestirme, tengo que servirle de
enfermera. ¡Puaj, viejo enfermo y viejo celoso, el más celoso del
mundo!
DOÑA LORENZA.- Dice la
verdad mi sobrina.
CRISTINA.- ¡Pluguiera a
Dios que nunca yo la dijera en esto!
HORTIGOSA.- Ahora bien,
señora doña Lorenza, vuesa merced haga lo que le tengo aconsejado,
y verá cómo se halla muy bien con mi consejo. El mozo es como un
árbol verde; quiere bien, sabe callar y agradecer lo que por él se
hace; resolución y buen ánimo: que, por la orden que hemos dado, yo
le pondré al galán en su aposento de vuesa merced y le sacaré, si
bien tuviese el viejo más ojos que Argos.
DOÑA LORENZA.- Como soy
primeriza, estoy temerosa, y no querría, a cambio del gusto, poner a
riesgo la honra.
CRISTINA.-
Eso me parece, señora
tía, a lo del cantar de Gómez Arias:
Señor Gómez
Arias,
doleos de mí;
soy niña y muchacha,
nunca en tal me vi.
DOÑA LORENZA.- Algún
espíritu malo debe de hablar en ti, sobrina, según las cosas que
dices.
CRISTINA.- Yo no sé
quién habla; pero yo sé que haría todo aquello que la señora
Hortigosa ha dicho, sin faltar punto.
DOÑA LORENZA.- ¿Y la
honra, sobrina?
CRISTINA.- ¿Y el
holgarnos, tía?
DOÑA LORENZA.- ¿Y si
se sabe?
CRISTINA.- ¿Y si no se
sabe?
DOÑA LORENZA.- ¿Y
quién me asegurará a mí que no se sepa?
HORTIGOSA.- ¿Quién? La
buena diligencia, la sagacidad, la industria; y, sobre todo, el buen
ánimo y mis trazas.
CRISTINA.- Mire, señora
Hortigosa, tráiganoslo galán, limpio, desenvuelto, un poco
atrevido, y, sobre todo, mozo.
HORTIGOSA.- Todo eso
tiene el que he propuesto, y otras dos más: que es rico y liberal.
DOÑA LORENZA.- Que no
quiero riquezas, señora Hortigosa; que me sobran las joyas, y me
ponen en confusión las diferencias de colores de mis muchos
vestidos. De eso no tengo nada que desear: Cañizares me tiene bien
vestida y con más joyas que la vidriera de un platero rico. Pero
ójala no me clavara él las ventanas, cerrara las puertas, visitara
a todas horas la casa, desterrara de ella los gatos y los perros,
solamente porque tienen nombre de varón.
HORTIGOSA.- ¿Tan celoso
es?
DOÑA LORENZA.- Digo que
le vendían el otro día una tapicería a muy buen precio, y por ser
de figuras no la quiso, y compró otra de vegetales por mayor precio,
aunque no era tan buena. Siete puertas hay antes de que se llegue a
mi aposento, además de la puerta de la calle, y todas se cierran con
llave; y las llaves no me ha sido posible averiguar dónde las
esconde de noche.
CRISTINA.- Y más, que
toda la noche anda como trasgo por toda la casa; y si acaso dan
alguna música en la calle, les tira de pedradas para que se vayan:
es un malo, es un brujo; es un viejo, que no tengo más que decir.
DOÑA LORENZA.- Señora
Hortigosa, váyase, no venga el gruñidor y la halle conmigo, que
sería echarlo a perder todo; y lo que ha de hacer, hágalo pronto;
que estoy tan aburrida, que no me falta sino echarme una soga al
cuello, por salir de tan mala vida.
HORTIGOSA.- Quizá con
esta que ahora se comenzará, se le quitará toda esa mala gana y le
vendrá otra más saludable y que más la contente.
CRISTINA.- Así suceda,
aunque me costase a mí un dedo de la mano: que quiero mucho a mi
señora tía, y me muero de verla tan pensativa y angustiada en poder
de este viejo y reviejo, y más que viejo; y no me puedo hartar de
decirle viejo.
DOÑA LORENZA.- Pues en
verdad que te quiere bien, Cristina.
CRISTINA.- ¿Deja por
eso de ser viejo? Cuanto más, que yo he oído decir que siempre los
viejos son amigos de niñas.
HORTIGOSA.- Así es la
verdad, Cristina, y adiós, que, en acabando de comer, doy la vuelta.
Vuesa merced esté pendiente de lo que dejamos concertado.
CRISTINA.- Señora
Hortigosa, hágame merced de traerme a mí un frailecico pequeñito,
con quien yo me huelgue.
HORTIGOSA.- Yo se lo
traeré a la niña pintado.
CRISTINA.- ¡Que no le
quiero pintado, sino vivo, vivo, chiquito como unas perlas!
DOÑA LORENZA.- ¿Y si
lo ve tío?
CRISTINA.- Le diré que
es un duende, y tendrá miedo, y yo me holgaré.
HORTIGOSA.- Digo que yo
le traeré, y adiós.
(Vase HORTIGOSA.)
CRISTINA.- Mire, tía:
si Hortigosa trae al galán y a mi frailecico, y si el señor los ve,
no tenemos más que hacer sino cogerlo entre todos y ahogarlo, y
echarlo en el pozo o enterrarlo en la caballeriza.
DOÑA LORENZA.- Tal eres
tú, que creo lo harías mejor que lo dices.
CRISTINA.- Pues no sea
el viejo celoso, y déjenos vivir en paz, pues no le hacemos mal
alguno, y vivimos como unas santas.
(Éntranse.)
(Entran CAÑIZARES, viejo,
y un COMPADRE suyo.)
CAÑIZARES.- Señor
compadre, señor compadre: el setentón que se casa con quinceañera,
o carece de entendimiento, o tiene gana de visitar el otro mundo lo
más presto que le sea posible. Apenas me casé con doña Lorencica,
pensando tener en ella compañía y agrado, y persona que se hallase
en mi cabecera, y me cerrase los ojos al tiempo de mi muerte, cuando
me llegaron muchísimos desasosiegos.
COMPADRE.- ¿Tiene
celos, señor compadre?
CAÑIZARES.- Del sol que
mira a Lorencita, del aire que le toca, de las faldas que la golpean.
COMPADRE.- ¿Dale
ocasión?
CAÑIZARES.- Ni por
pienso, ni tiene por qué, ni cómo, ni cuándo, ni adónde: las
ventanas, amén de estar con llave, las guarnecen rejas y celosías;
las puertas jamás se abren; ninguna vecina atraviesa mis umbrales,
ni los atravesará mientras Dios me dé vida. Mirad, compadre: no les
vienen los malos aires a las mujeres de ir a las procesiones, ni a
todos los actos de regocijos públicos; donde ellas se estropean es
en casa de las vecinas y de las amigas; más maldades encubre una
mala amiga, que la capa de la noche; más conciertos se hacen en su
casa y más se concluyen, que en una asamblea.
COMPADRE.- Yo así lo
creo; pero si la señora doña Lorenza no sale de casa, ni nadie
entra en la suya, ¿de qué vive descontento mi compadre?
CAÑIZARES.- De que no
pasará mucho tiempo en que no note Lorencica lo que le falta; de
que en sólo pensarlo lo temo, y de temerlo me desespero, y de
desesperarme vivo con disgusto.
COMPADRE.- Y con razón
se puede tener ese temor, porque las mujeres quieren gozar enteros
los frutos del matrimonio.
CAÑIZARES.- No, no, ni
por pienso; porque es más simple Lorencica que una paloma, y hasta
agora no entiende nada de esas cosas; y adiós, señor compadre, que
quiero entrar en casa.
COMPADRE.- Yo quiero
entrar allá, y ver a mi señora doña Lorenza.
CAÑIZARES.- Habéis de
saber, compadre, que los antiguos latinos usaban de un refrán, que
decía: Amicus usque ad aras, que quiere decir: «El amigo, hasta el
altar»; infiriendo que el amigo ha de hacer por su amigo todo
aquello que no sea contra Dios; y yo digo que mi amigo, usque ad
portam, hasta la puerta; que ninguno ha de pasar mis quicios; y
adiós, señor compadre, y perdóneme.
(Éntrase CAÑIZARES.)
COMPADRE.- En mi vida he
visto hombre más recatado, ni más celoso, ni más impertinente;
pero éste es de los que siempre vienen a morir del mal que temen.
(Éntrase el COMPADRE.)
(Salen DOÑA LORENZA y
CRISTINICA.)
CRISTINA.- Tía, mucho
tarda tío, y más tarda Hortigosa.
[DOÑA] LORENZA.- Nunca
vengan; porque él me enfada y ella me tiene confusa.
CRISTINA.- Todo es
probar, señora tía; y, si no sale bien, dejarlo.
DOÑA LORENZA.- ¡Ay,
sobrina! Que estas cosas, o yo sé poco o todo el daño está en
probarlas.
CRISTINA.- Señora tía,
tiene poco ánimo. Si yo fuera de su edad, no me asustarían
hombres armados.
DOÑA LORENZA.- Otra vez
torno a decir, y diré cien mil veces, que Satanás habla en tu boca;
mas ¡ay! ¿Cómo ha entrado el señor?
CRISTINA.- Debe de haber
abierto con la llave maestra.
DOÑA LORENZA.-
Encomiendo yo al diablo sus maestrías y sus llaves.
(Entra CAÑIZARES.)
CAÑIZARES.- ¿Con quién
hablabais, doña Lorenza?
DOÑA LORENZA.- Con
Cristinica hablaba.
CAÑIZARES.- Miradlo
bien, doña Lorenza.
DOÑA LORENZA.- Digo que
con Cristinica: ¿con quién si no? ¿Tengo yo, por ventura, con
quién?
CAÑIZARES.- No querría
que tuvieseis algún soliloquio con vos misma, que redundase en mi
perjuicio.
DOÑA LORENZA.- Ni
entiendo esos circunloquios que decís, ni aun los quiero entender; y
tengamos la fiesta en paz.
CAÑIZARES.- No querría
yo tener en guerra con vos; pero, ¿quién llama a aquella puerta con
tanta prisa? Mira, Cristinica, quién es, y, si es pobre, dale
limosna y despídele.
CRISTINA.- ¿Quién está
ahí?
HORTIGOSA.- La vecina
Hortigosa es, señora Cristina.
CAÑIZARES.- ¿Hortigosa
y vecina? Pregúntale, Cristina, lo que quiere, y dáselo, con
condición que no atraviese esos umbrales.
CRISTINA.- ¿Y qué
quiere, señora vecina?
HORTIGOSA.- Al señor
Cañizares quiero suplicar un poco, en que me va la honra, la vida y
el alma.
CAÑIZARES.- Decidle,
sobrina, a esa señora, que a mí me va todo eso y más en que no
entre.
DOÑA LORENZA.- ¡Jesús,
y qué condición tan extravagante! ¿Aquí no estoy delante de vos?
¿Me han de comer por mirarme? ¿Me han de llevar por los aires?
CAÑIZARES.- ¡Entre con
cien mil diablos, pues vos lo queréis!
CRISTINA.- Entre, señora
vecina.
(Entra HORTIGOSA, y trae
un guadamecí y en las pieles de las cuatro esquinas han de venir
pintados Rodamonte, Mandricardo, Rugero y Gradaso; y Rodamonte venga
pintado como arrebozado.)
HORTIGOSA.- Señor mío
de mi alma, movida por la buena fama de vuesa merced, de su gran
caridad y de sus muchas limosnas, me he atrevido a venir a suplicar a
vuesa merced me haga tanta merced, caridad y limosna y buena obra de
comprarme este guadamecí, porque tengo un hijo preso por unas
heridas que dio, y ha mandado la justicia que declare el cirujano, y
no tengo con qué pagarle, y corre peligro de que le caigan otras
muchas penas, a causa que es muy travieso mi hijo; y querría sacarle
hoy o mañana, si fuese posible, de la cárcel. La obra es buena, el
guadamecí nuevo, y, con todo eso, aceptaré lo que vuesa merced
quisiere darme por él. Tenga vuesa merced de esa punta, señora mía
para que vea el señor Cañizares que no hay engaño en mis
palabras; alce más, señora mía, y mire cómo es de buena la tela y
las pinturas de los cuadros parece que están vivas.
(Al alzar y mostrar el
guadamecí, entra por detrás dél un GALÁN; y, como CAÑIZARES ve
los retratos, dice:)
CAÑIZARES.- ¡Oh, qué
lindo Rodamonte! ¿Y qué quiere el señor rebozadito en mi casa? Aun
si supiese lo poco amigo que soy de estos rebocitos, se espantaría.
CRISTINA.- Señor tío,
yo no sé nada de rebozados; y si él ha entrado en casa, la señora
Hortigosa tiene la culpa; que a mí, el diablo me lleve si dije ni
hice nada para que él entrase.
CAÑIZARES.- Ya lo veo,
sobrina, que la señora Hortigosa tiene la culpa; pero no hay de qué
maravillarse, porque ella no sabe cuán enemigo soy de aquestas
pinturas.
DOÑA LORENZA.- Por las
pinturas lo dice, Cristinica, y no por otra cosa.
CRISTINA.- Pues por esas
digo yo. ¡Ay, Dios sea conmigo! Me ha vuelto el ánima al cuerpo.
DOÑA LORENZA.- ¡Quemada
vea yo esa lengua! En fin, quien con muchachos se acuesta, etc.
CRISTINA.- ¡Ay,
desgraciada, y en qué peligro he podido ponerlo todo!
CAÑIZARES.- Señora
Hortigosa, yo no soy amigo de figuras; tome este doblón, con el cual
podrá remediar su necesidad, y váyase de mi casa lo más presto que
pudiere, y llévese su guadamecí.
HORTIGOSA.- Viva vuesa
merced muchos años en vida de mi señora doña... no sé cómo se
llama, a quien serviré de noche y de día, con la vida y con el
alma, que la debe de tener ella como la de una tortolica simple.
CAÑIZARES.- Señora
Hortigosa, abrevie y váyase, y no juzgue agora almas ajenas.
HORTIGOSA.- Si vuesa
merced hubiere menester algo para la madre, tengo cosas milagrosas;
y, si para mal de muelas, sé unas palabras que quitan el dolor.
CAÑIZARES.- Abrevie,
señora Hortigosa, que doña Lorenza, ni tiene madre, ni dolor de
muelas; que todas las tiene sanas y enteras, que en su vida se ha
sacado muela alguna.
HORTIGOSA.- Ya se las
sacará, si el cielo quiere, porque le dará muchos años de vida; y
la vejez es la total destrucción de la dentadura.
CAÑIZARES.- ¿No será
posible que me deje esta vecina? ¡Hortigosa, o diablo, o vecina, o
lo que seas, vete con Dios y déjame en mi casa!
HORTIGOSA.- Justa es la
demanda, y vuesa merced no se enoje, que ya me voy.
(Vase HORTIGOSA.)
CAÑIZARES.- ¡Oh
vecinas, vecinas! Escaldado quedo hasta de las buenas palabras de
esta vecina.
DOÑA LORENZA.- Digo que
tenéis condición de bárbaro y de salvaje; y ¿qué ha dicho esta
vecina para que quedéis con la ojeriza contra ella? Todas vuestras
buenas obras las hacéis en pecado mortal: le disteis dos docenas de
reales, acompañados con otras dos docenas de injurias, ¡boca de
lobo, lengua de escorpión y almacén de malicias!
CAÑIZARES.- No me
parece bien que discutáis tanto por vuestra vecina.
CRISTINA.- Señora tía,
entre y desenójese, y deje a tío, que parece que está enojado.
DOÑA LORENZA.- Así lo
haré, sobrina; y aun quizá no me verá la cara en estas dos horas.
(Éntrase DOÑA LORENZA.)
CRISTINA.- Tío, ¿no ve
cómo ha cerrado de golpe? Y creo que va a buscar una tranca para
asegurar la puerta.
(DOÑA LORENZA, por
dentro.)
[DOÑA LORENZA].-
¿Cristinica? ¿Cristinica?
CRISTINA.- ¿Qué
quiere, tía?
DOÑA LORENZA.- ¡Si
supieses qué galán me ha deparado la buena suerte! Mozo, bien
dispuesto, pelinegro, y que le huele la boca a mil azahares.
CRISTINA.- ¡Jesús, y
qué locuras y qué niñerías! ¿Está loca, tía?
DOÑA LORENZA.- Estoy en
todo mi juicio; y en verdad que, si le vieses, se te alegraría el
alma.
CRISTINA.- ¡Jesús, y
qué locuras! Ríñala, tío, para que no se atreva, ni aun burlando,
a decir deshonestidades.
CAÑIZARES.- ¿Bobear,
Lorenza? Pues no estoy yo de humor para sufrir esas burlas.
DOÑA LORENZA.- Que no
son sino veras, y tan veras, que en este género no pueden ser
mayores.
CRISTINA.- ¡Jesús, y
qué locuras y qué niñerías! Y dígame, tía, ¿está ahí también
mi frailecito?
DOÑA LORENZA.- No,
sobrina; pero otra vez vendrá si quiere Hortigosa, la vecina.
CAÑIZARES.- Lorenza, di
lo que quieras, pero no nombres a la vecina, que me tiemblan las
carnes.
DOÑA LORENZA.- También
me tiemblan a mí por amor de la vecina.
CRISTINA.- ¡Jesús, y
qué locuras y qué niñerías!
DOÑA LORENZA.- Ahora
echo de ver quién eres, viejo maldito; que hasta aquí he vivido
engañada contigo.
CRISTINA.- Ríñala,
tío, ríñala, tío; que se desvergüenza mucho.
DOÑA LORENZA.- Lavar
quiero a un galán las pocas barbas que tiene con una bacía llena de
agua de ángeles, porque su cara es como la de un ángel pintado.
CRISTINA.- ¡Jesús, y
qué locuras y qué niñerías! Despedácela, tío.
CAÑIZARES.- No la
despedazaré yo a ella, sino a la puerta que la encubre.
DOÑA LORENZA.- No hay
para qué: vela aquí abierta; entre, y verá como es verdad cuanto
le he dicho.
CAÑIZARES.- Aunque sé
que te burlas, sí entraré para desenojarte.
(Al entrar CAÑIZARES,
danle con una bacía de agua en los ojos; él se va a limpiar;
acuden sobre él CRISTINA y DOÑA
LORENZA, y en este ínterim sale el
galán y se va.)
CAÑIZARES.- ¡Por Dios,
que por poco me ciegas, Lorenza!
DOÑA LORENZA.- ¡Mirad
con quién me casó mi suerte, sino con el hombre más malicioso del
mundo! ¡Mirad cómo dio crédito a mis mentiras, por sus celos!
Mirad en lo que tiene mi honra y mi crédito, pues de las sospechas
hace certezas, de las mentiras verdades, de las burlas veras y de los
entretenimientos maldiciones. ¡Ay, que se me arranca el alma!
CRISTINA.- Tía, no dé
tantas voces, que se juntará la vecindad.
(De dentro.)
JUSTICIA.- ¡Abran esas
puertas! Abran o las echo abajo.
DOÑA LORENZA.- Abre,
Cristinica, y sepa todo el mundo mi inocencia y la maldad de este
viejo.
CAÑIZARES.- ¡Vive
Dios, que creí que te burlabas! ¡Lorenza, calla!
(Entran el ALGUACIL y los
músicos, y el BAILARÍN y HORTIGOSA.)
ALGUACIL.- ¿Qué es
esto? ¿Quién daba aquí voces?
CAÑIZARES.- Señor, no
es nada; pendencias son entre marido y mujer, que luego se pasan.
MÚSICO.- ¡Por Dios,
que estábamos mis compañeros y yo, que somos músicos, aquí pared
y medio, en un desposorio, y a las voces hemos acudido, con no
pequeño sobresalto, pensando que era otra cosa.
HORTIGOSA.- Y yo
también.
CAÑIZARES.- Pues en
verdad que si no fuera por la señora Hortigosa no hubiera sucedido
nada.
HORTIGOSA.- Soy tan
desdichada que se me echan a mí las culpas que otros cometen.
CAÑIZARES.- Señores,
vuesas mercedes todos se vuelvan, que yo les agradezco su buen deseo;
que ya yo y mi esposa quedamos en paz.
DOÑA LORENZA.- Sí
quedaré, como le pida primero perdón a la vecina.
CAÑIZARES.- Si a todas
las vecinas de quien yo pienso mal hubiese de pedir perdón, sería
nunca acabar; pero, con todo
eso, yo se le pido a la señora
Hortigosa.
HORTIGOSA.- Y yo le
otorgo .
MÚSICO.- Pues para que
no hayamos venido en balde, toquen mis compañeros, y baile el
bailarín, y regocíjense las paces con esta canción.
CAÑIZARES.- Señores,
no quiero música: yo la doy por recibida.
MÚSICO.-
Pues aunque no la quiera.
El agua de por San
Juan
quita vino y no da pan.
Las riñas de por San
Juan
todo el año paz nos
dan.
Llover el trigo en las
eras,
las viñas estando en
cierne,
no hay labrador que
gobierne
bien sus cubas y
paneras;
mas las riñas más de
veras,
si suceden por San Juan
todo el año paz nos
dan.
(Baila.)
Por la canícula
ardiente
está la cólera a
punto;
pero, pasando aquel
punto,
menos activa se siente.
Y así, el que dice no
miente,
que las riñas por San
Juan
todo el año paz nos
dan.
(Baila.)
Las riñas de los
casados
como aquesta siempre
sean,
para que después se
vean,
sin pensar regocijados.
Sol que sale tras
nublados,
es contento tras afán:
las riñas de por San
Juan
todo el año paz nos
dan.
CAÑIZARES.- Porque vean
vuesas mercedes las revueltas y vueltas en que me ha puesto una
vecina, y si tengo razón de estar mal con las vecinas.
DOÑA LORENZA.- Aunque
mi esposo está mal con las vecinas, yo beso a vuesas mercedes las
manos, señoras vecinas.
CRISTINA.- Y yo también;
mas si mi vecina me hubiera traído mi frailecico, yo la tuviera por
mejor vecina; y adiós.
"El retablo de las maravillas"
Adaptación del entremés Retablo de
las maravillas de Miguel de Cervantes
Salen CHANFALLA y CHIRINOS.
CHANFALLA.- No te
olvides de mis advertencias, Chirinos, principalmente los que te he
dado para este nuevo embuste.
CHIRINOS.- Chanfalla
ilustre, tanta memoria tengo como entendimiento, y una voluntad de
satisfacerte, que excede a las demás potencias. Pero dime: ¿de qué
sirve este Rabelín que hemos tomado? Nosotros dos solos, ¿no
pudiéramos con esta empresa?
CHANFALLA.- Lo habíamos
menester como el pan de la boca, para tocar en los espacios que
tarden en salir las figuras del Retablo de las Maravillas.
CHIRINOS.- Maravilla
será si no nos apedrean por el Rabelín; porque tan desventurada
criaturilla no la he visto en todos los días de mi vida.
(Entra el RABELÍN.)
RABELÍN.- ¿Se ha de
hacer algo en este pueblo, señor autor? Que ya me muero porque vuesa
merced vea que no soy una carga.
CHIRINOS.- Cuatro
cuerpos vuestros no hacen un tercio mío, ¡cómo vais a ser una
carga! Como no seáis más gran músico que grande, apañados vamos.
RABELÍN.- En verdad que
me han escrito para entrar en una compañía sólo para una parte,
por lo chico que soy.
CHANFALLA.- Si os han de
dar la parte a medida del cuerpo, casi será invisible.
CHIRINOS.- Poco a poco,
estamos ya en el pueblo, y éstos deben de ser, como lo son sin
duda, el Gobernador y los Alcaldes. Salgámosles al encuentro, y date
un filo a la lengua en la piedra de la adulación; pero no despuntes
de aguda.
(Salen el GOBERNADOR y
BENITO REPOLLO, alcalde, JUAN CASTRADO, regidor, y PEDRO CAPACHO,
escribano.)
CHIRINOS.- Beso a vuesas mercedes las
manos: ¿quién de vuesas mercedes es el Gobernador deste pueblo?
GOBERNADOR.- Yo soy el
Gobernador; ¿qué es lo que queréis, buen hombre?
CHANFALLA.- A tener yo
algo de entendimiento, hubiera echado de ver que esa peripatética y
anchurosa presencia no podía ser de otro que del dignísimo
Gobernador de este honrado pueblo de las Algarrobillas.
CHIRINOS.- Saludos para
su señora y sus señoritos, si es que el señor Gobernador los
tiene.
CAPACHO.- No es casado
el señor Gobernador.
CHIRINOS.- Para cuando
lo sea.
GOBERNADOR.- Y bien,
¿qué es lo que queréis, hombre honrado?
CHIRINOS.- Honrados días
viva vuesa merced, que así nos honra; en fin, la encina da bellotas;
el pero, peras; la parra, uvas, y el honrado, honra, sin poder hacer
otra cosa.
BENITO.- Sentencia
ciceronianca, sin quitar ni poner un punto.
CAPACHO.- Ciceroniana
quiso decir el señor alcalde Benito Repollo.
BENITO.- Siempre quiero
decir lo que es mejor, pero la mayoría de veces no acierto; en fin,
buen hombre, ¿qué queréis?
CHANFALLA.- Yo, señores
míos, soy Montiel, el que trae el Retablo de las maravillas. Me han
enviado a llamar de la Corte los señores cofrades de los hospitales,
porque no hay autor de comedias en ella, y perecen los hospitales, y
con mi ida se remediará todo.
GOBERNADOR.- Y ¿qué
quiere decir Retablo de las maravillas?
CHANFALLA.- Por las
maravillosas cosas que en él se muestran, viene a ser llamado
Retablo de las maravillas; el cual fabricó y compuso el sabio
Tontonelo debajo de tales paralelos, rumbos, astros y estrellas, con
tales puntos, caracteres y observaciones, que ninguno puede ver las
cosas que en él se muestran, que tenga alguna raza de confeso, o no
haya sido procreado de sus padres de legítimo matrimonio. Si no lo
son, despídase de ver las cosas, jamás vistas ni oídas, de mi
retablo.
BENITO.- Ahora veo que
cada día se ven en el mundo cosas nuevas. Y ¿se llamaba Tontonelo
el sabio que el retablo compuso?
CHIRINOS.- Tontonelo se
llamaba, nacido en la ciudad de Tontonela; hombre de quien hay fama
que le llegaba la barba a la cintura.
BENITO.- Los hombres de
grandes barbas son sabiondos.
GOBERNADOR.- Señor
regidor Juan Castrado, esta noche se desposa la señora Teresa
Castrada, su hija, de quien yo soy padrino, y, en regocijo de la
fiesta, quiero que el señor Montiel muestre en vuestra casa su
Retablo.
JUAN.- Eso tengo yo por
servir al señor Gobernador.
CHIRINOS.- La cosa que
hay en contra es que, si no se nos paga primero nuestro trabajo, no
verán las figuras. ¡Bueno sería que entrase esta noche todo el
pueblo en casa del señor Juan Castrado (…) y viese lo contenido en
el Retablo, y mañana, cuando quisiésemos mostrarlo al pueblo, no
hubiese nadie que lo viese! No, señores. Nos han de pagar lo que
fuere justo.
BENITO.- Señora autora,
el señor regidor Juan Castrado os pagará más que honradamente, y
si no, el Concejo. (...)
JUAN.- Ahora bien,
¿contentarse ha el señor autor con que yo le dé adelantados media
docena de ducados? Y más, que se tendrá cuidado que no entre gente
del pueblo esta noche en mi casa.
CHANFALLA.- Soy
contento; porque yo me fío de la diligencia de vuesa merced y de su
buen término.
JUAN.- Pues véngase
conmigo. Recibirá el dinero, y verá mi casa, y la comodidad que
hay en ella para mostrar ese retablo.
CHANFALLA.- Vamos; y no
se les pase de las mientes las calidades que han de tener los que se
atrevieren a mirar el maravilloso retablo.
BENITO.- A mi cargo
queda eso, y le sé decir que, por mi parte, puedo ir seguro a
juicio, pues tengo el padre alcalde; cuatro dedos de enjundia de
cristiano viejo rancioso tengo sobre los cuatro costados de mi
linaje: ¡miren si veré el tal retablo!
CAPACHO.- Todos le
pensamos ver, señor Benito Repollo.
JUAN.- Vamos, autor, y
manos a la obra; que Juan Castrado me llamo, hijo de Antón Castrado
y de Juana Macha; y no digo más en abono y seguro que podré ponerme
cara a cara y a pie quedo delante del referido retablo.
CHIRINOS.- ¡Dios lo
haga!
(Éntranse JUAN CASTRADO y
CHANFALLA.)
GOBERNADOR.- Señora
autora, ¿qué poetas se usan ahora en la Corte de fama,
especialmente de los llamados cómicos? Porque yo tengo mis puntos de
poeta y me pica la farándula. Veinte y dos comedias tengo, todas
nuevas y estoy aguardando para ir a la Corte con ellas.
CHIRINOS.- A lo que
vuesa merced, señor Gobernador, me pregunta de los poetas, no le
sabré responder; porque hay tantos, que quitan el sol, y todos
piensan que son famosos. Pero dígame vuesa merced, por su vida:
¿cómo es su buena gracia? ¿cómo se llama?
GOBERNADOR.- A mí,
señora autora, me llaman el licenciado Gomecillos.
CHIRINOS.- ¡Válame
Dios! ¿Y que vuesa merced es el señor licenciado Gomecillos, el que
compuso aquellas coplas tan famosas de Lucifer estaba malo?
GOBERNADOR.- Malas
lenguas hubo que me quisieron ahijar esas coplas. Las que yo compuse,
y no lo quiero negar, fueron aquellas que trataron del Diluvio de
Sevilla; que, puesto que los poetas son ladrones unos de otros, nunca
me precié de hurtar nada a nadie: con mis versos me ayude Dios, y
hurte el que quisiere.
(Vuelve CHANFALLA.)
CHANFALLA.- Señores,
vuesas mercedes vengan, que todo está a punto, y no falta más que
comenzar.
CHIRINOS.- ¿Está ya el
dinero?
CHANFALLA.- Entre las
telas del corazón.
CHIRINOS.- Pues te doy
por aviso, Chanfalla, que el Gobernador es poeta.
CHANFALLA.- ¿Poeta?
¡Cuerpo del mundo! Pues dale por engañado, porque todos los de
humor semejante son gente descuidada, crédula y nada maliciosa.
BENITO.- Vamos, autor;
que me saltan los pies por ver esas maravillas.
(Éntranse todos.)
(Salen JUANA CASTRADA y
TERESA REPOLLA, labradoras: la una como desposada, que es la
CASTRADA.)
CASTRADA.- Aquí te
puedes sentar, Teresa Repolla amiga, que tendremos el retablo
enfrente; y, pues sabes las condiciones que han de tener los
miradores del retablo, no te descuides, que sería una gran
desgracia.
TERESA.- Ya sabes, Juan
Castrada, que soy tu prima, y no digo más. ¡Tan cierto tuviera yo
el cielo como tengo cierto ver todo aquello que el retablo mostrare!
¡Por el siglo de mi madre, que me saco los mismos ojos de mi cara,
si alguna desgracia me acontece! ¡Bonita soy yo para eso!
CASTRADA.- Sosiégate,
prima; que toda la gente viene.
(Entran el GOBERNADOR,
BENITO REPOLLO, JUAN CASTRADO, PEDRO CAPACHO, EL AUTOR y LA AUTORA, y
EL MÚSICO, y otra gente del pueblo, y un SOBRINO de Benito, que ha
de ser aquel gentilhombre que baila.)
CHANFALLA.- Siéntense
todos. Y aquí el músico. El retablo, detrás del telón.
BENITO.- ¿Músico es
éste? Métanle detrás; que, con tal de no verle, daré por bien
empleado el no oírle.
CHANFALLA.- No tiene
vuesa merced razón, señor alcalde Repollo, de descontentarse del
músico, que es muy buen cristiano e hidalgo de buena familia.
GOBERNADOR.- ¡Calidades
son bien necesarias para ser buen músico!
BENITO.- Hidalgo, bien
podrá ser; mas de músico...Pocas cosas trae este autor para tan
gran retablo.
JUAN.- Todo debe de ser
de maravillas.
CHANFALLA.- ¡Atención,
señores, que comienzo!
¡Oh tú, quienquiera que
fuiste, que fabricaste este retablo con tan maravilloso artificio,
que alcanzó renombre de las Maravillas por la virtud que en él se
encierra, te conjuro, apremio y mando que muestres a estos señores
algunas de las tus maravillosas maravillas, para que se regocijen y
tomen placer sin escándalo alguno! Ea, que ya veo que has otorgado
mi petición, pues por aquella parte asoma la figura del valentísimo
Sansón, abrazado con las columnas del templo, para derribarlo y
tomar venganza de sus enemigos. ¡Tente, valeroso caballero; tente,
por la gracia de Dios Padre! ¡No hagas tal desaguisado, no hagas
tortilla tanta y tan noble gente como aquí se ha juntado!
BENITO.- ¡Tenga cuidado
conmigo! ¡Bueno sería que, en lugar de haber venido a disfrutar
quedásemos aquí hechos plasta!
CAPACHO.- ¿Lo veis vos,
Castrado?
JUAN.- Pues, ¿no le
había de ver?
GOBERNADOR.- [Aparte.]
Milagroso caso es éste: así veo yo a Sansón ahora, como el Gran
Turco; pues en verdad que me tengo por legítimo y cristiano viejo.
CHIRINOS.- ¡Guárdate,
hombre, que sale un toro! ¡Échate, hombre; échate, hombre; Dios te
libre, Dios te libre!
CHANFALLA.- ¡Échense
todos, échense todos! ¡Hucho ho!, ¡hucho ho!, ¡hucho ho!
(Échanse todos y
alborótanse.)
BENITO.- El diablo lleva
en el cuerpo el torillo.
JUAN.- Señor autor,
haga, si puede, que no salgan figuras que nos alboroten; y no lo digo
por mí, sino por estas muchachas, que se han asustado de la
ferocidad del toro.
CASTRADA.- Y ¡cómo,
padre! No pienso volver en mí en tres días; ya me vi en sus
cuernos.
GOBERNADOR.- [Aparte.]
Basta: que todos ven lo que yo no veo; pero al fin habré de decir
que lo veo, por la negra honrilla.
CHIRINOS.- Esa manada de
ratones que allá va desciende de aquellos que se criaron en el Arca
de Noé; unos son blancos, otros amarillentos, otros jaspeados y
otros azules; y, finalmente, todos son ratones.
CASTRADA.- ¡Jesús!,
¡Ay de mí! ¡Sujétenme, que me arrojaré por aquella ventana!
¿Ratones? ¡Desdichada! Amiga, apriétate las faldas, y mira no te
muerdan; ¡Por el siglo de mi abuela, que pasan de mil!
REPOLLA.- Yo sí soy la
desdichada, porque se me entran sin reparo ninguno; un ratón
morenico me tiene asida de una rodilla. ¡Socorro
BENITO.- Menos mal que
tengo gregüescos: así no hay ratón que me entre, por pequeño que
sea.
CHANFALLA.- Esta agua,
que con tanta priesa se deja descolgar de las nubes, es de la fuente
que da origen y principio al río Jordán. A la mujer que le toque el
rostro, se le volverá como de plata, y a los hombres se les volverán
las barbas como de oro.
CASTRADA.- ¿Oyes,
amiga? Descubre el rostro. ¡Oh, qué licor tan sabroso! Cúbrase,
padre, no se moje.
JUAN.- Todos nos
cubrimos, hija.
BENITO.- Por las
espaldas me ha calado el agua hasta la canal maestra.
CAPACHO.- Yo estoy más
seco que un esparto.
GOBERNADOR.- [Aparte.]
¿Qué diablos puede ser esto, que aún no me ha tocado una gota,
donde todos se ahogan? Mas ¿si viniera yo a ser bastardo entre
tantos legítimos?
BENITO.- Quiten de allí
aquel músico; si no, voto a Dios que me voy. ¡Válgate el diablo
por el músico!
RABELÍN.- Señor
alcalde, no la tome conmigo; que yo toco como Dios ha sido servido de
enseñarme.
BENITO.- ¿Dios te ha
enseñado, sabandija? ¡Escóndete; si no, por Dios que te arroje
este banco!
RABELÍN.- El diablo
creo que me ha traído a este pueblo.
CAPACHO.- Fresca es el
agua del santo río Jordán; y, aunque me cubrí lo que pude, todavía
me alcanzó un poco en los bigotes, y apostaré que los tengo rubios
como un oro.
CHIRINOS.- Allá van
hasta dos docenas de leones y de osos; cuidado; que, aunque
fantásticos, no dejarán de dar alguna pesadumbre, y aun de hacer
las fuerzas de Hércules.
JUAN.- Ea, señor
autor,¿Y agora nos quiere llenar la casa de osos y de leones?
BENITO.- Señor autor, y
salgan figuras más apacibles, o aquí nos contentamos con las
vistas; y Dios le guíe, y no pare más en el pueblo un momento.
CASTRADA.- Señor Benito
Repollo, deje salir ese oso y leones, siquiera por nosotras, y
recibiremos mucho contento.
JUAN.- Pues, hija, ¿de
antes te espantabas de los ratones, y agora pides osos y leones?
CASTRADA.- Todo lo nuevo
gusta, señor padre.
CHIRINOS.- Esa doncella,
que agora se muestra tan galana y tan compuesta, es la llamada
Herodías, cuyo baile alcanzó en premio la cabeza del Bautista. Si
hay quien la ayude a bailar, verán maravillas.
BENITO.- ¡Ésta sí que
es figura hermosa, apacible y reluciente! ¡Hideputa, y cómo que se
vuelve la mochacha! Sobrino Repollo, tú que sabes de achaque de
castañetas, ayúdala.
SOBRINO.- Que me place,
tío Benito Repollo.
(Tocan la zarabanda.)
CAPACHO.- ¡Toma mi
abuelo, si es antiguo el baile de la Zarabanda y de la Chacona!
(Suena una trompeta, o
corneta dentro del teatro, y entra UN FURRIER de compañías.)
FURRIER.- ¿Quién es
aquí el señor Gobernador?
GOBERNADOR.- Yo soy.
¿Qué manda vuesa merced?
FURRIER.- Que al punto
mande hacer alojamiento para treinta hombres de armas que llegarán
aquí dentro de media hora, y aun antes, que ya suena la trompeta; y
adiós.
[Vase.]
BENITO.- Yo apostaré
que los envía el sabio Tontonelo.
CHANFALLA.- No hay tal;
que ésta es una compañía de caballos que estaba alojada dos leguas
de aquí.
BENITO.- Ahora yo
conozco bien a Tontonelo, y sé que vos y él sois unos grandísimos
bellacos; y mirad que os mando que mandéis a Tontonelo no tenga
atrevimiento de enviar estos hombres de armas.
CHANFALLA.- ¡Digo,
señor Alcalde, que no los envía Tontonelo!
BENITO.- Digo que los
envía Tontonelo, como ha enviado las otras sabandijas que yo he
visto.
CAPACHO.- Todos las
hemos visto, señor Benito Repollo.
BENITO.- No digo yo que
no, señor Pedro Capacho.
(Vuelve el FURRIER.)
FURRIER.- Ea, ¿está ya
hecho el alojamiento? Que ya están los caballos en el pueblo.
BENITO.- ¿Que todavía
ha salido con la suya Tontonelo? ¡Pues me lo habéis de pagar!!
CHANFALLA.- Séanme
testigos que me amenaza el Alcalde.
CHIRINOS.- Séanme
testigos que dice el Alcalde que lo que manda Su Majestad lo manda el
sabio Tontonelo.
GOBERNADOR.- Yo para mí
tengo que verdaderamente estos hombres de armas no deben de ser de
burlas.
FURRIER.- ¿De burlas
habían de ser, señor Gobernador? ¿Está en su seso?
JUAN.- Bien pudieran ser
atontonelados: como esas otras cosas que hemos visto aquí. Autor,
haga salir otra vez a la doncella Herodías, porque vea este señor
lo que nunca ha visto.
CHANFALLA.- Eso en buen
hora: ved como vuelve y hace de señas a su bailador a que de nuevo
la ayude.
SOBRINO.- Por mí no
quedará, por cierto.
BENITO.- Eso sí,
sobrino; cánsala, cánsala; vueltas y más vueltas.
FURRIER.- ¿Está loca
esta gente? ¿Qué diablos de doncella es ésta, y qué baile, y qué
Tontonelo?
CAPACHO.- Luego, ¿no ve
la doncella herodiana el señor furrier?
FURRIER.- ¿Qué diablos
de doncella tengo de ver?
CAPACHO.- Basta: ¡de
ellos es!
GOBERNADOR.- ¡De ellos
es; de ellos es!
JUAN.- ¡De ellos es, de
ellos el señor furrier; de ellos es!
FURRIER.- ¡Soy de la
mala puta que los parió; y, por Dios vivo, que si echo mano a la
espada, que los haga salir por las ventanas, que no por la puerta!
CAPACHO.- Basta: ¡de
ellos es!
BENITO.- Basta: ¡de
ellos es, pues no ve nada!
FURRIER.- Canalla: si
otra vez me dicen que soy de ellos, no les dejaré hueso sano.
BENITO.- Nunca los
confesos ni bastardos fueron valientes; y por eso no podemos dejar de
decir: ¡de ellos es, de ellos es!
FURRIER.- ¡Cuerpo de
Dios con los villanos! ¡Esperad!
(Mete mano a la espada y
acuchíllase con todos; y el ALCALDE aporrea al RABELLEJO; y la
CHERRINOS descuelga la manta y dice:)
[CHIRINOS].- Qué suerte
la venida de los hombres de armas; parece que los llamaron con
campanilla.
CHANFALLA.- El suceso ha
sido extraordinario; la virtud del retablo se queda en su punto, y
mañana lo podemos mostrar al pueblo; y nosotros mismos podemos
cantar el triunfo de esta batalla, diciendo: ¡vivan Chirinos y
Chanfalla!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)