martes, 3 de noviembre de 2015

Modelo de primer examen.


1 Preguntas de comprensión y/o resumen de un texto.


2 Vocabulario: construir frases, completar huecos...


3 Pregunta de expresión escrita (escribir un texto)


4 Categoría gramatical y estructura de la palabra


5 Distinguir pronombres y determinantes e indicar sus clases


6 Señalar sustantivos e indicar la clasificación semántica


7 Analizar sintagmas


8 Preguntas cortas de literatura.


9 Identificar la literatura medieval a la que pertenece un texto y señalar sus características más relevantes. (Métrica, lengua o estilo...) Preguntas de figuras retóricas (metáfora, anáfora, paralelismo...)

miércoles, 28 de octubre de 2015

Romances que hay que leer

ROMANCES ÉPICOS

CICLO DE DON RODRIGO
La traición
https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0018

Los presagios
https://hyspania.wordpress.com/2012/09/29/romance-de-como-se-perdio-espana/

La derrota de don Rodrigo
http://www.poesi.as/roman009.htm

La penitencia de don Rodrigo
http://ccat.sas.upenn.edu/romance/spanish/219/02romana/romancerodrigo.html


CICLO DE BERNARDO DEL CARPIO

Los padres de Bernardo del Carpio
http://www.bernardodelcarpio.org/bernardo/romancero.htm
             El que empieza "En los reinos de León"

Bernardo del Carpio y Alfonso II el Casto
https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0297

Rebeldía de Bernardo del Carpio
http://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0027%20&%20publisher=Wolf%201856b


CICLO DE FERNÁN GONZÁLEZ

Fernán González y el enfrentamiento de castellanos y leoneses
https://es.wikisource.org/wiki/Castellanos_y_leoneses...

Segunda prisión de Fernán González en León
https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0050


CICLO DE LOS SIETE INFANTES DE LARA

El planto romanceado de Gonzalo Gustioz
http://www.poesi.as/indx0039.htm

La venganza de Mudarra González
http://ific.uv.es/rei/Rincon_de_autor/Romance_Infantes_de_Lara.htm


CICLO DEL CID
El desafío con los infantes de Carrión
https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=2123


ROMANCES NOTICIEROS

El emplazamiento de Fernando IV

OS PEGO DIRECTAMENTE EL TEXTO:

En Alcaudete está el buen rey,
en ese lugar honrado;
en Jaén tuvo la fiesta,
en Martos el cabo de año.
Cuando le dieron querella
de dos hombres hijosdalgo,
de don Pedro Carvajal
y don Alonso su hermano,
porque robaan sus tierras
y porque corrían el campo.
Mandólos prender el rey
y buscar por su reinado;
cualquiera que los hallare
que le darán buen hallazgo;
hallólos el almirante
allá en Medina del Campo.
Comprando estaban arneses
cubiertas a sus caballos.
-Presos, presos, caballeros,
que del rey me era mandado.
-Plácenos -dicen-, señor,
por cumplir el su mandado.
Ya se parten los caballeros,
ya se parten los hijosdalgo
con los grillos a los pies
y con esposas a las manos.
Jornada de quince días
en ocho la habían andado;
hallado han al buen rey,
a ese buen rey don Hernando.
-Manténgate Dios, señor;
dos prisioneros vos traigo,
don Pedro de Carvaja
y don Alonso su hermano.
-Idos a comer, almirante,
y ponedlos a recaudo.
Donde en el tercero día
la sentencia había dado
que les cortasen los pies,
y les cortasen las manos,
y les sacasen los ojos,
los sus ojos a entrambos,
y mandólos despeñar,
de aquella peña de Martos,
o de la sierra de Ayllón,
porque cayesen de más alto.
-¿Por qué lo mandáis, buen rey,
sin haceros desaguisado?
Siempre os fuimos leales
como leales vasallos.
Mas pues lo mandáis, señor,
cúmplase vuestro mandado;
mas emplazámoste, rey,
ante Dios el soberano
que de hoy a treinta días
seas con nos el plazo,
y tomamos por testigos
a San Pedro y a San Pablo,
y nuestra procuradora
a la Virgen sin pecado,
tomamos por acusador
a Lucifer el diablo.
Desde veinticinco días,
el rey estaba muy malo,
y dende los veinte y siete
ya estaba confesado,
y aun a los veintiocho
el Señor le habían dado;
no eran cumplidos los treinta
cuando el rey era finado.
Roguemos todos  a Dios
porque él quiera perdonallo.


Alfonso XI y el prior de San Juan
https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0341


Malos agüeros para el rey don Pedro I el Justiciero
https://es.wikisource.org/wiki/Romance_del_rey_don_Pedro_el_Cruel


ROMANCES FRONTERIZOS

Muerte del Adelantado de Andalucía (...) a las puertas de Alora
http://www.poetasandaluces.com/poema.asp?idPoema=1375

Planto de Muley Hacen a la pérdida de Alhama
http://www.poesi.as/indx0036.htm

Abenámar y Juan II de Castilla
http://www.poesi.as/indx0033.htm


ROMANCE NOVELESCO

Gerineldo y la infanta
http://www.poesi.as/indx0006.htm

¡Helo, helo por do viene!
http://www.poesi.as/indx0038.htm

Fonte frida
http://www.poesi.as/indx0003.htm

Infante Arnaldos
http://users.ipfw.edu/jehle/POESIA/ARNALDOS.HTM

El prisionero
http://www.poesi.as/indx0001.htm


La mujer de Bernal francés

OS PONGO EL TEXTO:

--¡Válgame la Virgen pura,    válgame el santo San Gil!
  2   ¿Qué caballerito es éste    que las puertas me hace abrir?
    --Tu esclavo soy, gran señora,    el que te suele servir;
  4   si no me abres la puerta,    aquí me verás morir.--
    Tomó el candil en la mano,    y con persona gentil,
  6   ella que le abre la puerta    y él que le apaga el candil.
    Y lo toma de la mano,    lo lleva para el jardín,
  8   lo lava de pies y manos    con agua de toronjil;
    y lo vuelve a tomar,    lo lleva para dormir.
  10   Le dice en la medianoche:    --¡Tú no te arrimas a mí!
    ¿Que tienes tu amor en Francia    o te han dicho algo de mí?
  12   --No tengo mi amor en Francia    ni me han dicho mal de ti:
    tengo un dolor en el alma    que no me deja dormir.
  14   --No temas a mis criados,    que ya los eché a dormir;
    no temas a la justicia,    que no porta por aquí;
  16   y menos a mi marido,    que está muy lejos de aquí.
    --No le temo a tus criados,    ellos me temen a mí;
  18   no le temo a la justicia,    porque nunca la temi;
    menos temo a tu marido,    que a tu lado lo tenís.
  20   --¡Infeliz, infeliz yo,    y la hora en que nací!
    Hablando con mi marido,    ni en la habla lo conocí.
  22   --Mañana por la mañana    te cortaré de vestir:
    tu cuerpo será la grana    y mi espada el carmesí.
  24   Llamarás a padre y madre,    que te vengan a sentir;
    llamarás a tus hermanos,    que me vayan a seguir;
  26   yo me voy a entrar de fraile    al convento `e San Austín.

ROMANCE MITOLÓGICO
El juicio de Paris
https://depts.washington.edu/hisprom/optional/balladaction.php?igrh=0041

viernes, 12 de junio de 2015

Ciclos de Grado medio

FP de grado medio


Todavía no se sabe nada de cuándo podréis inscribiros en los ciclos de grado medio aquellos que os lo estáis pensando, pero aquí tenéis enlaces donde podréis consultar las novedades. Recomiendo entrar diariamente porque cuando publican lo hacen con poco plazo y se os puede pasar, sobre todo si sucede en julio como el año pasado.

http://www.madrid.org/fp/admision_pruebas/admisionGM.htm

http://www.todofp.es/todofp/Actualidad/inscripciones-matriculas-1516.html

http://www.madrid.org/dat_sur/


En el segundo portal  tenéis un apartado donde podéis mirar qué, cómo y dónde estudiar.

domingo, 8 de marzo de 2015

"Sonata de otoño"








Cuando volví a ver con mis ojos mortales la faz amarilla y desencajada de Concha, cuando volví a tocar con mis manos febriles sus manos yertas, el terror que sentí fue tanto, que comencé a rezar, y de nuevo me acudió la tentación de huir por aquella ventana abierta sobre el jardín misterioso y oscuro. El aire silencioso de la noche hacía flamear los cortinajes y estremecía mis cabellos. En el cielo lívido empezaban a palidecer las estrellas, y en el candelabro de plata el viento había ido apagando las luces, y quedaba una sola. Los viejos cipreses, que se erguían al pie de la ventana, inclinaban lentamente sus cimas mustias, y la luna pasaba entre ellos fugitiva y blanca como un alma en pena. El canto lejano de un gallo se levantó en medio del silencio anunciando el amanecer. Yo me estremecí, y miré con horror el cuerpo Inanimado de Concha tendido en mi lecho. Después, súbitamente recobrado, encendí todas las luces del candelabro y le coloqué en la puerta para que me alumbrase el corredor. Volví, y mis brazos estrecharon con pavura el pálido fantasma que había dormido en ellos tantas veces. Salí con aquella fúnebre carga. (...)Un instante permanecí inmóvil, con el oído atento. Sólo se oía el ulular del agua en la fuente del laberinto. Para llegar hasta la alcoba de Concha era forzoso dar vuelta a todo el palacio (...) No vacilé. Uno tras otro recorrí grandes salones y corredores tenebrosos. Llegué hasta su alcoba, que estaba abierta. Allí la oscuridad era misteriosa, perfumada y tibia, como si guardase el secreto galante de nuestras citas. ¡Qué trágico secreto debía guardar entonces! Cauteloso y prudente dejé el cuerpo de Concha tendido en su lecho y me alejé sin ruido. En la puerta quedé irresoluto y suspirante. Dudaba sí volver atrás para poner en aquellos labios helados el beso postrero: resistí la tentación. Fue como el escrúpulo de un místico. Temí que hubiese algo de sacrílego en aquella melancolía que entonces me embargaba. La tibia fragancia de su alcoba encendía en mí, como una tortura, la voluptuosa memoria de los sentidos.

Sonata de otoño, Valle-Inclán 





Enlace a Divinas palabras. Escena del emborrachamiento
https://www.youtube.com/watch?v=R8TyNQ5_J_8

lunes, 2 de marzo de 2015

Unos fragmentos de "Niebla" de Unamuno

                                             
                                                        Foto de http://artdesign2007.blogspot.com.es/


Por entonces había leído Augusto un ensayo mío en que, aunque de pasada, hablaba del suicidio, y tal impresión pareció hacerle, así como otras cosas que de mí había leído, que no quiso dejar este mundo sin haberme conocido y platicado un rato conmigo. Emprendió, pues, un viaje acá, a Salamanca, donde hace más de veinte años vivo, para visitarme. (...)
––¡Parece mentira! ––repetía––, ¡parece mentira! (...) No sé si estoy despierto o soñando...
––Ni despierto ni soñando ––le contesté.
––No me lo explico... no me lo explico ––añadió––; mas puesto que usted parece saber sobre mí tanto como sé yo mismo, acaso adivine mi propósito...
––Sí ––le dije––, tú ––y recalqué este tú con un tono autoritario––, tú, abrumado por tus desgracias, has concebido la diabólica idea de suicidarte, y antes de hacerlo, movido por algo que has leído en uno de mis últimos ensayos, vienes a consultármelo.
El pobre hombre temblaba (...). Intentó levantarse, acaso para huir de mí; no podía. No disponía de sus fuerzas.
––¡No, no te muevas! ––le ordené.
––Es que... es que... ––balbuceó.
––Es que tú no puedes suicidarte, aunque lo quieras.
––¿Cómo? ––exclamó al verse de tal modo negado y contradicho.
––Sí. Para que uno se pueda matar a sí mismo, ¿qué es menester? ––le pregunté.
––Que tenga valor para hacerlo ––me contestó.
––No ––le dije––, ¡que esté vivo!
––¡Desde luego!
––¡Y tú no estás vivo!
––¿Cómo que no estoy vivo?, ¿es que me he muerto? ––y empezó, sin darse clara cuenta de lo que hacía, a palparse a sí mismo.
––¡No, hombre, no! ––le repliqué––. Te dije antes que no estabas ni despierto ni dormido, y ahora te digo que no estás ni muerto ni vivo.
––¡Acabe usted de explicarse (...)!
––Pues bien; la verdad es, querido Augusto ––le dije con la más dulce de mis voces––, que no puedes matarte porque no estás vivo, y que no estás vivo, ni tampoco muerto, porque no existes...
––¿Cómo que no existo? ––––exclamó.
––No, no existes más que como ente de ficción; no eres, pobre Augusto, más que un producto de mi fantasía y de las de aquellos de mis lectores que lean el relato que de tus fingidas venturas y malandanzas he escrito yo; tú no eres más que un personaje de novela, o de nivola (...) Ya sabes, pues, tu secreto.



Al oír esto quedóse el pobre hombre mirándome un rato con una de esas miradas perforadoras que parecen atravesar la mira a ir más allá, miró luego un momento a mi retrato al óleo que preside a mis libros, le volvió el color y el aliento, fue recobrándose (...) y mirándome (...), me dijo lentamente:
––Mire usted bien, don Miguel... no sea que esté usted equivocado y que ocurra precisamente todo lo contrario de lo que usted se cree y me dice.
––Y ¿qué es lo contrario? ––le pregunté alarmado de verle recobrar vida propia.
––No sea, mi querido don Miguel ––añadió––, que sea usted y no yo el ente de ficción, el que no existe en realidad, ni vivo, ni muerto... No sea que usted no pase de ser un pretexto para que mi historia llegue al mundo...
––¡Eso más faltaba! ––exclamé algo molesto.
––No se exalte usted así, señor de Unamuno ––me replicó––, tenga calma. (...) ¿no ha sido usted el que no una sino varias veces ha dicho que don Quijote y Sancho son no ya tan reales, sino más reales que Cervantes?
––No puedo negarlo, pero mi sentido al decir eso era...
––Bueno, dejémonos de esos sentires (...) Fíjese, además, en que al admitir esta discusión conmigo me reconoce ya existencia independiente de sí.
––¡No, eso no!, ¡eso no! ––le dije vivamente––. Yo necesito discutir, sin discusión no vivo y sin contradicción, y cuando no hay fuera de mí quien me discuta y contradiga invento dentro de mí quien lo haga. Mis monólogos son diálogos. (...) Te digo y repito que tú no existes fuera de mí...
––Y yo vuelvo a insinuarle a usted la idea de que es usted el que no existe fuera de mí y de los demás personajes a quienes usted cree haber inventado. (...)
––Opino que como tú no existes más que en mi fantasía, te lo repito, y como no debes ni puedes hacer sino lo que a mí me dé la gana, y como no me da la real gana de que te suicides, no te suicidarás. (...)



––Eso de no me da la real gana, señor de Unamuno, es muy español, pero es muy feo. (...)
Empezaba yo a estar inquieto con estas salidas de Augusto, y a perder mi paciencia.
––¡Bueno, basta!, ¡basta! ––exclamé dando un puñetazo en la camilla–– ¡cállate!, ¡no quiero oír más impertinencias...! ¡Y de una criatura mía! Y como ya me tienes harto y además no sé ya qué hacer de ti, decido ahora mismo no ya que no te suicides, sino matarte yo. ¡Vas a morir, pues, pero pronto! ¡Muy pronto!
––¿Cómo? ––exclamó Augusto sobresaltado––, ¿que me va usted a dejar morir, a hacerme morir, a matarme?
––¡Sí, voy a hacer que mueras!
––¡Ah, eso nunca!, ¡nunca!, ¡nunca! ––gritó.



––¡Ah! ––le dije mirándole con lástima y rabia––. ¿Conque estabas dispuesto a matarte y no quieres que yo te mate? (...) Si tuvieses valor para matar a Eugenia o a Mauricio o a los dos no pensarías en matarte a ti mismo, ¿eh?
––¡Mire usted, precisamente a esos... no!
––¿A quién, pues?
––¡A usted! ––y me miró a los ojos.
––¿Cómo? ––exclamé poniéndome en pie––, ¿cómo? Pero ¿se te ha pasado por la imaginación matarme?, ¿tú?, ¿y a mí?
––Siéntese y tenga calma. ¿O es que cree usted, amigo don Miguel, que sería el primer caso en que un ente de ficción, como usted me llama, matara a aquel a quien creyó darle ser... ficticio?
––¡Esto ya es demasiado ––decía yo paseándome por mi despacho––, esto pasa de la raya! Esto no sucede más que...
––Más que en las nivolas ––concluyó él con sorna.


––¡Bueno, basta!, ¡basta!, ¡basta! ¡Esto no se puede tolerar! ¡Vienes a consultarme, a mí, y tú empiezas por discutirme mi propia existencia, después el derecho que tengo a hacer de ti lo que me dé la real gana, sí, así como suena, lo que me dé la real gana, lo que me salga de...
––No sea usted tan español, don Miguel...
––¡Y eso más, mentecato! ¡Pues sí, soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo, y el españolismo es mi religión, y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna y mi Dios un Dios español, el de nuestro señor don Quijote (...) ¿Matarme?, ¿a mí?, ¿tú? ¡Morir yo a manos de una de mis criaturas! No tolero más. (...) Resuelvo y fallo que te mueras. En cuanto llegues a tu casa te morirás. ¡Te morirás, te lo digo, te morirás!
––Pero ¡por Dios!... ––exclamó Augusto, ya suplicante y de miedo tembloroso y pálido.
––No hay Dios que valga. ¡Te morirás!
––Es que yo quiero vivir, don Miguel, quiero vivir, quiero vivir...
––¿No pensabas matarte?
––¡Oh, si es por eso, yo le juro, señor de Unamuno, que no me mataré, que no me quitaré esta vida que Dios o usted me han dado; se lo juro... Ahora que usted quiere matarme quiero yo vivir, vivir, vivir...
––¡Vaya una vida! ––exclamé.
––Sí, la que sea. Quiero vivir, aunque vuelva a ser burlado, aunque otra Eugenia y otro Mauricio me desgarren el corazón. Quiero vivir, vivir, vivir...
––No puede ser ya... no puede ser...
––Quiero vivir, vivir... y ser yo, yo, yo...
––Pero si tú no eres sino lo que yo quiera...
––¡Quiero ser yo, ser yo!, ¡quiero vivir! ––y le lloraba la voz.
––No puede ser... no puede ser...
––Mire usted, don Miguel, por sus hijos, por su mujer, por lo que más quiera... Mire que usted no será usted... que se morirá.
Cayó a mis pies de hinojos, suplicante y exclamando:
––¡Don Miguel, por Dios, quiero vivir, quiero ser yo!
––¡No puede ser, pobre Augusto ––le dije cogiéndole una mano y levantándole––, no puede ser! Lo tengo ya escrito y es irrevocable; no puedes vivir más. No sé qué hacer ya de ti. Dios, cuando no sabe qué hacer de nosotros, nos mata. Y no se me olvida que pasó por tu mente la idea de matarme...(...)
––Pero si yo, don Miguel...
––No hay pero ni Dios que valgan. ¡Vete! (...)



––¿Conque no, eh? ––me dijo––, ¿conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió...! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima...
––¿Víctima? ––exclamé.
––¡Víctima, sí! ¡Crearme para dejarme morir!, ¡usted también se morirá! El que crea se crea y el que se crea se muere. ¡Morirá usted, don Miguel, morirá usted, y morirán todos los que me piensen! ¡A morir, pues!
Este supremo esfuerzo de pasión de vida, de ansia de inmortalidad, le dejó extenuado al pobre Augusto.
Y le empujé a la puerta, por la que salió cabizbajo. Luego se tanteó como si dudase ya de su propia existencia. Yo me enjugué una lágrima furtiva.



El Bizco, personaje de Pío Baroja.







Llegaron los dos primos a una barriada miserable y pequeña.
  —Esta es la Casa del Cabrero —dijo Vidal—; aquí están los socios.
  Efectivamente, se hallaba acampada toda la piratería. Allí conoció Manuel al Bizco, una especie de chimpancé, cuadrado, membrudo, con los brazos largos, las piernas torcidas y las manos enormes y rojas.
  —Este es mi primo— añadió Vidal, presentando Manuel a la cuadrilla; y después, para hacerle más interesante, contó cómo había llegado a casa con dos chichones inmensos producidos en lucha homérica sostenida contra un hombre.
  El Bizco miró atentamente a Manuel, y viendo que Manuel le observaba a su vez con tranquilidad, desvió la vista. La cara del Bizco producía el interés de un bicharraco extraño o de un tic patológico. La frente estrecha, la nariz roma, los labios abultados, la piel pecosa y el pelo rojo y duro, le daban el aspecto de un mandril grande y rubio.

                                                                                                               Pío Baroja, La busca

viernes, 27 de febrero de 2015

Textos expositivos y argumentativos



¿Estructura expositiva o argumentativa?


 * Me merezco el puesto de trabajo porque tengo la preparación adecuada y nadie se lleva en la empresa tantos años como yo



. * El planeta más grande del Sistema Solar es Júpiter. El más pequeño es Mercurio.



 * Hoy por hoy la publicidad es necesaria. Sin ella, ¿Cómo conoceríamos que hay productos adecuados para satisfacer nuestras necesidades? ¿Cómo no sabríamos qué calidades tienen los productos? ¿Cómo podríamos elegir entre las diferentes marcas si no las conociésemos?


* Cuanto menor es la calidad de un mineral metálico, mayor cantidad del mismo será necesaria para obtener el metal buscado. Además en la obtención se consumirá mucha energía.

lunes, 23 de febrero de 2015

Marcadores textuales

CONECTORES LÓGICOS
A) ADITIVOS (SUMA)
Suma                                                Intensificación                             Grado máximo
También   Igualmente                    Encima    Más aún                           Para colmo          Incluso
Además   Asimismo                                       Es más

B) CONSECUTIVOS Y CAUSATIVOS
Consecutivos                                    Causativos
Por eso Por esta razón                   Porque    Puesto que
Por lo tanto                                                   Ya que
Entonces resulta que                                     Pues
Por tanto
Por consiguiente
De ahí que
De manera que
Por esta razón
En consecuencia
Por lo que sigue
Así pues
Entonces


C) COMPARATIVOS: Del mismo modo, de modo similar, análogamente, igualmente

D) OPOSITIVOS (indican contrastes)
                                        A pesar de todo
                                        Ahora bien
                                        Con todo
                                       Aún así
                                       Al mismo tiempo
                                        De cualquier modo

Pero                                 No obstante
                                        En cierto modo
Sin embargo
                                        En cierta medida
                                        Si bien
                                        Hasta cierto punto
                                        Por otra parte
En cambio                       Por el contrario


MARCADORES TEXTUALES ORDENADORES (indican las diferentes partes del texto).

Comienzo de discurso:     bueno, bien
                                         ante todo, para comenzar, primeramente
Transición: por otra parte, a continuación, por otro lado, en otro orden de cosas

 Digresión: a propósito, a todo esto, por cierto

 Cierre del discurso: por último, en fin, terminando


MARCADORES TEXTUALES REFORMULATIVOS:  indican lo que ya se dijo anteriormente en el texto, pero de una forma más clara.

Explicación: esto es, en otras palabras, a saber, es decir, o sea

Recapitulación: en resumen, en suma,en síntesis, en otras palabras, en una palabra, dicho de otro modo, total

Ejemplificación: así como, así, para ilustrar, verbigracia, específicamente, por ejemplo

Corrección: mejor dicho, bueno

martes, 17 de febrero de 2015

Antonio Machado







                                                               " Retrato"

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero. (...)
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. (...)
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.(...)
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

VIDA
1 ¿Dónde nació Machado? ¿En qué célebre palacio?
2 ¿Cuál era el sobrenombre del padre de Machado? ¿Qué le interesaba?
3 Pronto su familia se instala en Madrid y estudia en un lugar que le marcará mucho. ¿Cuál?
4 Viajó dos veces a una ciudad europea, donde vivía su hermano, también poeta. ¿Quién era este? 
Allí conoce a un importante autor: ¿a quién? 
5 En 1903 se publica su primer libro. ¿Cuál es el título? Posteriormente se amplió y se alargó el título, ¿cómo pasó a llamarse?
6 En 1907 se traslada a una ciudad castellana fundamental en su poesía: Soria. Lo hace por trabajo. ¿Cuál es su profesión?
7 Allí conoce a la que será su mujer. ¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene cada uno cuando se casan? 

8 Su esposa muere pronto y el poeta, muy afectado, se va a Baeza. De sus experiencias sorianas y andaluzas y del amor que siente por su esposa y el dolor por su pérdida surge su segundo libro de poemas. ¿Cómo se titula?

9  Después se establece en Segovia y vuelve a Madrid. Cuando estalla la Guerra Civil, ¿a qué bando apoyó Machado? ¿Dónde muere Antonio Machado y por qué estaba allí?